Lorca conmemora el 525 aniversario de la estancia de los Reyes Católicos con una exposición en el Palacio de Guevara
La muestra, que se inaugura esta tarde a las 19:30 h, ofrece la oportunidad única de contemplar los documentos más significativos de la llegada del Rey Fernando a la ciudad, desde donde preparó la conquista del reino musulmán de Granada.
26 de noviembre de 2013. La Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Lorca, Sandra Martínez, ha informado que el Palacio de Guevara ha sido el escenario elegido para acoger una muestra que conmemora el 525 aniversario de la estancia de los Reyes Católicos en nuestra comarca. La Edil ha explicado que hace ahora 525 años (el 26 de abril), los Reyes Católicos llegaron a Murcia con el objetivo fundamental de conquistar la zona oriental del reino de Granada. A principios del mes de junio el rey Fernando partió hacia Lorca para ponerse al frente del ejército allí concentrado, desde donde partió para iniciar la campaña por tierras de Almería. A su regreso visitó Caravaca, volvió a Murcia donde habían permanecido la reina y la Corte durante algo más de tres meses, y marcharon finalmente del reino haciendo noche en Yecla.
Entre las piezas más sobresalientes de esta muestra hemos de señalar tres documentos que tienen que ver con Lorca; se trata de la Provisión de los Reyes Católicos al concejo de Lorca aclarando los términos del juramento que habían hecho de elegir siempre personas idóneas para los oficios que vacasen., así como del Testimonio del juramento que hizo Fernando el Católico al entrar en la ciudad de Lorca y la pleitesía que le rindió el concejo. Y del Testimonio de la toma de posesión de los lugares de Huércal y Overa como término y aldeas de la ciudad de Lorca. La exposición ?Los Reyes Católicos en Murcia. 1488? conmemora esta efeméride por medio de paneles explicativos y facsímiles de documentos de la época conservados en Archivos Municipales de la Región.
Cabe destacar que Lorca fue base de operaciones para las campañas militares que los reyes lanzaron, a partir de 1482, contra el último resquicio del Islam europeo: el sultanato nazarí de Granada. Don Juan Chacón, como adelantado y capitán mayor del reino de Murcia entraba en la capital a comienzos del año siguiente, donde era recibido por el concejo, y requería gentes de armas de todo el reino para nutrir el ejército castellano. El 26 de abril de 1488 eran los propios monarcas los que llegaban a Murcia, acudiendo a recibirlos el corregidor, los regidores, y todos los murcianos. Y allí se preparó la campaña contra las tierras almerienses que iba a tener como resultado la conquista de numerosas plazas granadinas (entre ellas Vera y Baza, donde se destacaron en la lucha los caballeros murcianos). Los monarcas solicitaron el envío de soldados para la campaña, que supuso un gran avance de la frontera, desplazando la guerra de las tierras murcianas antes de la caída definitiva de Granada en 1492. Todo ello se producía durante un periodo de franco crecimiento. Los solares murcianos se ocupaban y la ciudad crecía gracias al aumento demográfico que se daba en aquellas fechas. Tímidamente comenzaban también a roturarse espacios de la huerta abandonados desde la conquista alfonsí.
El auge de la actividad comercial también fue uno de los rasgos característicos de los últimos años de la centuria. En Murcia tenían su residencia numerosos genoveses (como los Rey, los Negro, etc., ver documento), quienes controlaban la puesta en el mercado de los productos que entraban o salían por el puerto de Cartagena y, en menor medida, por el de Mazarrón, que en aquel momento, y hasta bien entrado el siglo XVI, pertenece a Lorca.
El castillo de Lorca, ?lugar idóneo para romper la frontera de los moros?.
Las crónicas de la época relatan de esta forma la estancia del Rey Fernando en Lorca: ?Dos días hemos tardado desde que salimos de la ciudad de Murcia, hasta llegar a Lorca, desde donde su Alteza, bien aconsejado, ha decido emprender la ofensiva hacia la ciudad nazarí de Vera. En verdad este castillo de Lorca es una fortaleza imponente que domina todo el territorio y el lugar idóneo para romper la frontera de los moros. Aquí nos aguardaban con sus tropas el adelantado don Juan Chacón y el marqués de Cádiz, con otras gentes y caballeros, que días antes habían partido hacia Lorca para ir preparándolo todo para nuestra llegada. Su Alteza hizo la entrada en esta ciudad a las dos de la tarde, de manera oficial y solemne, con el juramento de guardar fueros y exenciones y demás fórmulas de rúbrica, tal y como se hizo en la ciudad de Murcia. En nada tiene que envidiar el recibimiento dado por los lorquinos al rey, del que los murcianos dieron el día 26 de abril a nuestros amados soberanos.. Juan de Alcocer, notario de la ciudad de Lorca, ha sido el encargado de dar testimonio de la entrada del Rey don Fernando en ella. Su Alteza llegó a la puerta del monasterio de Nuestra Señora Santa Olalla, donde estaba puesto y adornado un altar para el recibimiento de su real majestad, estando todos los clérigos y el arcipreste Johan Valero presentes, portando éste en sus manos una cruz de cristal muy devota y el santo misal. Tras recibir homenaje de los vecinos y jurar sus fueros, su Alteza cruzó la ciudad para subir al castillo. Al estar todas las tropas ya reunidas, el Rey ha manifestado su deseo de tomar la ciudad de Vera cuando antes, y más tras escuchar los rumores que nos llegan de que los habitantes de Vera no tienen intención de oponer resistencia. Pero no debemos fiarnos, porque ya se sabe que en asuntos de guerra el Diablo auspicia las mentiras. Las tropas salen mañana hacia Vera, y este cronista regresará a Murcia a esperar noticias junto a la reyna y su corte?.
El testimonio del juramento que hizo Fernando el Católico al entrar en la ciudad de Lorca y la pleitesía que le rindió el concejo también se conserva en el Archivo Municipal de nuestra ciudad, y señala: ?El rey don Fernando nuestro señor entró en la dicha çibdad el dicho día a las dos oras del mediodía. Y llegó su alteza a la puerta del monasterio de señora Santa Olalla, donde estaba puesto y adornado un altar para el reçebimiento de su Real Magestad? Y el dicho arçipreste tenía en sus manos una cruz (+) de cristal muy devota, y asimismo el santo misal? Pareçieron allí presentes ante su alteza, las rodillas hincadas, ? los honrados? regidores ? e otros? e universidad e vezinos desta çibdad?.