No cabe duda de que la Semana Santa de Lorca es diferente, especial, única.
Lorquinos y lorquinas la vivimos con un intenso fervor. Es tiempo en el que nuestros corazones laten al son de los tambores, en el que las calles se llenan de claveles de colores y en el que se respira una pasión a la que damos rienda suelta como esos caballos que, a galope, recorren una carrera que nos hacen vibrar.
Blancos y azules. Azules y blancos. Pero también encarnados, morados, La Curia y El Resucitado, diferentes colores pero un mismo sentimiento. El amor por una Semana Santa espectacular, una Semana de Pasión de Interés Turístico Internacional pues nuestros bordados, nuestras imágenes y nuestra puesta en escena son de exquisita hechura y Lorca, nuestra Lorca, se convierte durante estos días en historia, en un desfile bíblico y pasional que llena nuestros corazones de orgullo y de devoción.
Creíamos que nada podía hacer más especial nuestra Semana Santa pero, este año así ha sido. En esta ocasión, y debido a unas circunstancias de emergencia sanitaria, se cumple ese dicho de "la procesión va por dentro" y así vamos a celebrarla, desde nuestras casas, desde nuestros balcones, demostrando más que nunca que somos Semana Santa y que el próximo año la ilusión por pisar la arena de la carrera, por seguir el paso de nuestras bandas, por ver ondear nuestras banderas, por portar a hombros nuestras imágenes, todo ello, será una ansiada realidad.
Porque un año, no es nada.
¡Viva la Semana Santa de Lorca!
