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El alcalde de Lorca entrega a la Hermandad de la Virgen de las Huertas una pareja de ángeles restaurados en los talleres municipales

Se trata de los querubines que sostienen el manto de la Patrona de Lorca y que se encuentran ubicados en su camarín

La concejalía de Desarrollo Local también ha reparado dos candelabros y una peana, propiedad del Santuario Patronal

El estado de conservación de las piezas era deficiente por lo que se ha realizado una intervención garantizando su correcta conservación y su adecuada preservación cultural

Fulgencio Gil, alcalde de Lorca: “Los profesionales del Taller Municipal de Restauración están dejando un auténtico legado en la ciudad, ya que están contribuyendo a enriquecer el patrimonio cultural y a recuperar piezas que precisaban atención”

5 de septiembre de 2024. El alcalde de Lorca, Fulgencio Gil Jódar, ha entregado este jueves a la Real Hermandad de la Virgen de las Huertas una pareja de ángeles, dos candelabros y una peana, propiedad del Santuario Patronal, que han sido sometidos a un proceso de rehabilitación en el Taller Municipal de Restauración, dependiente de la concejalía de Desarrollo Local. Se trata de un trabajo que ha estado dirigido por el restaurador, escultor y profesor Antonio García Rico.

Gil Jódar ha resaltado, en la entrega de estas obras restauradas a la Hermandad de la Virgen de las Huertas, la importancia que una de estas piezas atesora dentro del patrimonio del Santuario, “al tratarse de los ángeles que sostienen el manto de la Patrona de Lorca y que se encuentran ubicados en su camarín” y ha destacado que “todas las piezas pertenecen a la escuela levantina y por tipología se pueden ubicar en el primer tercio del siglo XX, aunque su autor se desconoce”.

En concreto, se trata de una pareja de ángeles de 1,20 x 0,40 x 0,40 metros, tallados en madera, policromados y con estofas doradas. En su estado inicial, estas esculturas mostraban perdidas de elementos, como dedos mutilados de las manos o pies, partes de las alas, incluso una de ellas desaparecida. Además, presentaban múltiples grietas y fendas tanto en los cuerpos de las imágenes como en las alas y en las nubes debido a los movimientos de las piezas y a cambios de temperatura y humedad. Asimismo, también tenían repintes y barnizados muy oxidados, alteraciones cromáticas, rozaduras y pérdidas de color en alas, manos y pies, así como problemas de inestabilidad por la falta de peana.

Por otro lado, los dos candelarios están compuestos por un núcleo y cuatro brazos para sostener las velas y son tallados en madera y dorados con pan de oro envejecido. Sufrían pérdidas de elementos decorativos como hojas y volutas, además de múltiples grietas y fendas debido a los movimientos de las piezas y a cambios de temperatura y humedad. Asimismo, también presentaban repintes inapropiados con purpurinas, alteración del oro por la suciedad superficial y rozaduras y pérdidas del dorado.

La peana, por su parte, tiene forma de diábolo y está realizada en madera y dorada con pan de oro con decoraciones policromadas. También mostraba múltiples grietas y fendas debido a los movimientos de las piezas y a cambios de temperatura y humedad, repintes inapropiados con purpurinas, alteración del oro por la suciedad superficial y rozaduras y pérdidas del dorado. Además, se encontraba sin base ni tapeta.

Gil Jódar ha explicado que los criterios de intervención se han fijado basándose en la mínima intervención, la inocuidad de las actuaciones para los elementos originales, la diferenciación de volúmenes o policromías añadidas y su reversibilidad, partiendo siempre de un conocimiento histórico, material y patológico inicial.

El estado de conservación de las piezas era deficiente, por lo que, según el informe técnico, se ha realizado una intervención garantizando su correcta conservación y su adecuada preservación cultural. “Las tareas han incluido la consolidación de grietas, la reconstrucción de elementos faltantes mediante técnicas tradicionales, y la estabilización de los ángeles con nuevas peanas. Además, se han realizado limpiezas físico-químicas para eliminar capas de suciedad y barnices oxidados, protegiendo las policromías y dorados originales con barnices específicos. Finalmente, se han aplicado barnices protectores para matizar brillos y asegurar la conservación a largo plazo de las piezas.”, ha detallado el primer edil.

Fulgencio Gil ha destacado la labor del Taller Municipal de Restauración, que “es un referente a nivel regional gracias a sus instalaciones y la profesionalidad de sus técnicos, que están dejando un auténtico legado en la ciudad, ya que están contribuyendo a enriquecer el patrimonio cultural lorquino y a recuperar piezas que precisaban atención”. Y ha puesto en relieve el trabajo que el restaurador Antonio García Rico ha llevado a cabo durante estos meses para restaurar el patrimonio cultural, “recuperando todo su esplendor para que pueda ser admirado por lorquinos y visitantes que acuden durante todo el año, pero en especial en estas festividades, al Santuario Patronal de Santa María la Real de las Huertas”.