El Alcalde afirma que la experiencia de los terremotos puede ser aprovechada para afrontar con garantías otras situaciones de emergencia de similares características
Francisco Jódar aboga por la concreción de un nuevo marco legal a nivel nacional que pueda aplicarse ante casos parecidos al de nuestra ciudad, y que ?permitiría evitar los inconvenientes derivados de trámites burocráticos excesivamente lentos y desfasados?.
26 de noviembre de 2014. El Alcalde de Lorca, Francisco Jódar, ha afirmado esta mañana en el transcurso de la inauguración de las Jornadas ?Lorca Resiliente?, que la experiencia adquirida durante la gestión del desastre provocado por los terremotos resulta de especial interés y trascendencia, puesto que se trata de una herramienta particularmente útil y aplicable en la gestión de otras catástrofes de amplia magnitud. De hecho fueron estos conocimientos los que nos permitieron afrontar con mayor serenidad las situaciones derivadas de otra gran emergencia, como fueron los graves daños ocasionados p9or las inundaciones que apenas un año después asolaron nuestro término municipal. Cuando en septiembre de 2012 unas terribles riadas volvieron a sembrar el pánico en Lorca, esta vez en el campo, estas fueron las claves sobre las que basamos nuestra actuación. Y el resultado fue bueno.
El Primer Edil ha manifestado que ante una crisis hay que gestionar los recursos a nuestra disposición para la resolución de problemas. Además, tenemos que ser capaces de supervisar las labores sabiendo delegar entre las personas que más preparadas están y en quienes más confiamos. Hemos de adoptar decisiones y hacerlo acertadamente y con celeridad. Nuestra misión será transmitir todo lo que sabemos y escuchar para saber más. Hay que contemplar con perspectiva el día a día para analizar lo que ocurre y poder anticiparnos a los problemas.
Francisco Jódar ha afirmado, además, que la auténtica clave del éxito que supuso la gestión de la crisis fue el trabajo codo con codo de personas distintas por alcanzar un objetivo común. Cada persona, cada profesional, cada cuerpo, cada administración, cada voluntario, y, sobre todo, cada vecino de Lorca, aportó lo mejor de sí mismo para encontrar soluciones que permitieran resolver los problemas derivados de la catástrofe. Nadie vino, o al menos así lo quiero recordar yo, a hacerse ver, a imponer su criterio sobre el de los demás, a cumplir sin más. Todo el mundo hizo lo que tenía que hacer y un poco más. Y esos esfuerzos colectivos lograron el milagro de reconducir una tragedia sin parangón posible. Cómo se trabajó en Lorca es un ejemplo que jamás debiéramos olvidar, y que nos ayudara a convertirnos en una sociedad más generosa, más unida y, por tanto, una sociedad mejor.