La intención final pretende conseguir estabilizar, de forma definitiva, la estructura de fachada, así como sus elementos escultóricos y arquitectónicos, con los anclajes necesarios al resto de estructura del edificio, para conseguir anular los efectos causados por los terremotos
3 de marzo de 2015. Los Concejales de Contratación y Turismo en el Ayuntamiento de Lorca, Francisco García y Francisco Montiel, han presentado esta mañana el proyecto de reparación y mejora del convento de La Merced, centro de visitantes de Lorca Taller del Tiempo, que sufrió graves daños a consecuencia de los terremotos de 2011. Este inmueble acoge, además, las instalaciones desde donde se gestiona Lorca Taller del Tiempo, así como, el Centro de Visitantes asociado al mismo y la Concejalía de Urbanismo. La carga histórica del edificio, su posición junto a la muralla medieval de la ciudad y el Porche de San Antonio, y sobre todo, su conformación como punto de acogida e información del turista que visita Lorca, lo convierte en un complejo singular.
El objeto primordial del proyecto de intervención, que cuenta con una inversión de 450.000 euros, consiste en la recuperación de las estructuras murarias de la fachada de la iglesia del antiguo Convento de la Merced, evitando su derrumbe y frenando los daños en los elementos arquitectónicos y escultóricos que la conforman, así como la reparación de diversos desperfectos en el resto de fachadas y en el interior de las dependencias de la Concejalía de Urbanismo. Así mismo, se realizará una consolidación del terreno bajo la cimentación del cuerpo bajo del edificio, conformado por una arquería, que ha sufrido desperfectos.
La intención final pretende conseguir estabilizar, de forma definitiva, la estructura de fachada, así como sus elementos escultóricos y arquitectónicos, con los anclajes necesarios al resto de estructura del edificio, para conseguir anular los efectos causados por los terremotos. Para evitar los problemas de movimientos diferenciales y asientos en las fachadas del cuerpo conformado por la arquería (que ocupan en su planta alta oficinas de Urbanismo), se propone consolidar el terreno bajo la cimentación con la realización de un micropilotaje, que consiga consolidar el terreno y dotarlo de mayor capacidad portante.
En lo que se refiere a los elementos de cantería, se realizará una limpieza manual general, de las juntas en particular, con aire y agua a presión para su posterior tratamiento. Se realizará una inyección a baja presión desde las zonas altas de los muros de mampostería en el cuerpo bajo y en las fachadas de Lorca Taller del Tiempo, de forma que se colmaten los vacíos y oquedades que pudieran existir en el interior del muro debido a los movimientos sufridos en los terremotos. Posteriormente se rellenarán las juntas perdidas con mortero de cal y se sellarán así mismo con mortero de cal hidratada.
En la portada de la antigua iglesia, además de todo los expuesto, se consolidarán con resinas epoxídicas aquellos fragmentos fisurados de sillería labrada, que previamente se habrán limpiado. En los casos en los que la pérdida de material sea importante se considerará la posibilidad de realizar un cajeado y colocación de material nuevo de las mismas características que el existente. En los muros de fábricas con estucos se consolidarán por medio de papetas a base de silicato de etilo.
En cuanto al movimiento hacia el exterior del conjunto de la portada de Lorca Taller del Tiempo, se realizará una restauración y consolidación con elementos atirantados anclados al pórtico de hormigón armado existente en el interior de la fachada. Se utilizarán varillas de fibra de vidrio que cosan las piezas a atirantar, por medio de resinas epoxídicas, silicato de etilo y mortero de cal. Así mismo se realizarán cajeados puntuales en las piezas en las que se considere necesario. Todas estas actuaciones serán realizadas por restaurador titulado con experiencia. Para unificar el aspecto exterior de la arquería de fachada, se suprimirán los muretes de fábrica moderna, rematados por ventanas semicirculares, para proceder a su sustitución por carpintería de madera. De esta manera, se pretende conseguir una imagen más unitaria del cuerpo, mostrando claramente la conformación de los arcos
Repaso histórico a un inmueble emblemático
La última actuación llevada a cabo en el convento de la Merced data del año 2000, cuando, según proyecto de los arquitectos municipales, Carmen Díez y José Luis Fernández Romero, se produce una rehabilitación integral del conjunto para acoger las dependencias de la nueva Gerencia de Urbanismo. Una parte del complejo se destinó a la Gerencia y administración de Lorca Taller del Tiempo, ocupando parte de su planta baja y sótano un Centro de Interpretación y acogida de visitantes. El acceso al Centro de Visitantes de Lorca Taller del Tiempo se realiza a partir de entonces por la fachada de la iglesia del convento, dando frente a la gran explanada de aparcamiento. A causa de los graves daños sufridos durante los terremotos, se llevaron a cabo una serie de obras de emergencia para frenar los deterioros acaecidos, la posibilidad de colapso del muro de fachada y evitar el derrumbamiento de algunos elementos de la fachada de la antigua iglesia del convento. La actuación más significativa fue el apeo de la portada.
Desde entonces se ha venido valorando y estudiando las posibilidades de restauración de dicha la fachada del edificio y se ha valorado así mismo las obras necesarias para la recuperación de la parte del edificio ocupada por la Concejalía de Urbanismo, que sufría también diversos desperfectos ocasionados por los terremotos, como la arquería anexa a la antigua iglesia, ocupada en su cuerpo superior por despachos.
La fundación del Convento de la Merced, titulado de Santa Olalla, es de origen medieval, y se trata del primer establecimiento monástico de Lorca. El padre Morote localiza el primer emplazamiento de la orden en el Castillo, dando a entender que su iglesia fue, con toda probabilidad, la ermita de San Clemente. La orden se liga tradicionalmente a las tropas catalano-aragonesas, por tanto, no sería extraño que los frailes llegaran a Lorca cuando Jaime I acude a la ciudad en 1266 para aplacar la rebelión mudéjar. Una de sus principales funciones era la redención de cautivos, por lo que encaja perfectamente con el carácter medieval de Lorca, avanzada cristiana en la parte oriental del reino nazarí de Granada. El traslado a su situación actual, junto al río, en el entorno de la antigua puerta de San Ginés no ha podido fecharse con seguridad. La portada de acceso a la iglesia del convento, es de época renacentista y fue construida por el cantero Domingo de Plasencia, en 1546. En ella se pueden apreciar los escudos de la Orden Mercedaria, del Concejo y el de García de Alcaraz, familia que ostentó durante algún tiempo el patronato de la capilla mayor. Los restos conservados de la iglesia, previos a los procesos de rehabilitación y transformación del convento se fechaban a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII cuando, tras obras de reforma, se levanta el camarín de la Virgen de la Soledad y se decora con cuadros de Pedro Camacho Felices y Muñoz de Córdoba.
Las obras de construcción del claustro se iniciaron en 1633 por Manuel Vallés, y fueron continuadas en 1637 por Juan Garzón. Se estructuraba en dos pisos de siete columnas en cada uno de sus lados. Entre los años 1650 y 1656 se acaba de construir la caja de escalera. Se le atribuye su autoría a Lorenzo de Mora. La conclusión de las obras la lleva a cabo Miguel de Mora (hijo de Lorenzo) en 1667. A finales del siglo XIX, este claustro fue parcialmente trasladado al Castillo de Monclova, sede de los duques del Infantado, en Écija (Sevilla). A partir de 1727 se inician los trabajos de un nuevo claustro, esta vez levantado sobre pilares (y no sobre columnas), labrados por Pedro Bravo Morata. La firma de este cantero lorquino fecha la conclusión de las obras en 1729. Esta construcción conforma, actualmente, el acceso a las dependencias de la Concejalía de Urbanismo. El Convento de la Merced, de manera similar al resto de conventos masculinos de las demás órdenes regulares de Lorca, se desamortizó en 1835. Posteriormente fue vendido a particulares. Su estado de abandono generalizó la ruina del conjunto y la consiguiente pérdida de las dependencias conventuales, la iglesia y los restos del claustro del siglo XVII. Las labores de rehabilitación emprendidas permitieron conservar lo que aún se mantenía en pie: el claustro del siglo XVIII dentro del edificio destinado a la Concejalía de Urbanismo, así como la portada de la iglesia, como acceso al Centro de Visitantes de Lorca Taller del Tiempo.
Se trata de una portada renacentista levantada en 1546 por el cantero, de origen vizcaíno, Diego de Plasencia. La portada consta de un gran arco de medio punto situado entre pilastras, apoyadas en altos pedestales, que sujetan un entablamento liso, moldurado, rematado en una gran cornisa volada. En el centro, y a los lados del friso, se disponen escudos acartelados de la orden mercedaria, de la ciudad y de la familia García de Alcaraz (en ese momento patrona de la capilla mayor de la iglesia). El arco, ligeramente abocinado, presenta tres arquivoltas que descansan en sus correspondientes retropilastras. Las enjutas se decoran con medallones circulares sutilmente abombados. El orden empleado en las pilastras es un orden compuesto. El entablamento, sin decoración a excepción de los escudos, se encuentra profusamente moldurado, especialmente el arquitrabe y sus fascias. Del conjunto de molduras destaca el cuarto bocel que remata el friso y, sobre todo, el gran desarrollo de la gola del cimacio, que genera un gran vuelo a la manera de gran guardapolvos. A los lados de las pilastras de la portada se dispusieron unos motivos decorativos de origen vegetal, basados en volutas, hojas y roleos, con detalles zoomórficos en su remate donde presentan cabeza animal. Este elemento sirve de transición entre la retropilastra exterior, que sale del encuadramiento de la portada, y el resto del conjunto. Sobre la portada se dispone un nuevo cuerpo o ático, conformado por una hornacina clásica situada entre pilastras y rematada por un frontón triangular.